En aquel momento, algunos geólogos creyeron que la fisura era el primer paso en la formación de un nuevo océano, cuyo lecho iría creciendo a medida que las secciones del continente africano a ambos lados de la brecha se fuesen separando más y más, pero tal hipótesis fue acogida con bastante escepticismo.
Ahora, científicos de varios países han confirmado que los procesos volcánicos que operan bajo la gran fisura etíope son casi idénticos a los del fondo de los océanos, y que la fisura probablemente sí sea el inicio de la formación de un nuevo océano.
El nuevo estudio sugiere que los muy activos límites volcánicos a lo largo de los bordes de las placas tectónicas oceánicas pueden separarse de repente en grandes secciones, en vez de hacerlo poco a poco como muchos científicos creían hasta ahora. Además, tales separaciones a gran escala representan en tierra firme un riesgo mucho más serio para las poblaciones que viven cerca de la fisura que el que tendrían otros fenómenos.
Atalay Ayele, de la Universidad de Addis Ababa en Etiopía, dirigió la investigación. En ella también han participado la investigadora Cindy Ebinger, de la Universidad de Rochester, y otros expertos.
La reconstrucción de eventos muestra que la fisura no se abrió en una serie de pequeños terremotos durante un extenso período de tiempo, sino que lo hizo en toda su longitud de cerca de 60 kilómetros, en pocos días.
Aunque la aparición de esta fisura es sólo el comienzo de lo que se necesita para crear un nuevo océano (el proceso completo tardará millones de años), lo que está sucediendo en la región de Afar ha dado a los geólogos una oportunidad única para estudiar los procesos de ruptura que normalmente tienen lugar en el lecho de los océanos, a gran profundidad.
Así por ejemplo Lorraine Field, de la Universidad de Bristol, ha estudiado el volcán Dabbahu, localizado cerca de donde se desencadenó el evento de la gran fisura, y del que nunca se había conocido que hiciera erupción antes de que se despertara en septiembre del 2005.
James Hammond, de la misma universidad, ha usado una amplia variedad de técnicas sismológicas para obtener imágenes de la corteza y el manto debajo de Afar.
Todo este trabajo no sólo beneficiará a la comunidad científica; también aumentará el conocimiento práctico sobre los riesgos naturales en esta insólita región de Etiopía, y mejorará las medidas de seguridad tendentes a lidiar con lo que allí vaya sucediendo. Para lograr esto, los equipos de investigación trabajan estrechamente con los científicos etíopes y con los responsables de establecer normativas en la región.
Tomado de Noticias de Ciencia 18/11/2009
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