jueves, 28 de junio de 2012

30 años de "Blade runner"

¿El aniversario de una película en "Noticias de ciencia"?

Pues si. Se trata de una película de ciencia-ficción que marcó una época y se convirtió en película de culto para muchos aficionados al cine y a la ciencia-ficción. En estos días se cumplen nada menos que 30 años de su estreno y sigue siendo una referencia en muchos aspectos.

Basada en un relato corto del genial escritor Philip K. Dick (¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?), fue dirigida por el gran Ridley Scott y en ella se recrea de forma muy impactante lo que podría ser una ciudad de un futuro no muy lejano (en la película se data en 2019, aunque ya es evidente que no será así, tan pronto, al menos), con un desarrollo tecnológico muy avanzado en algunos aspectos y un tipo de sociedad que no invita al optimismo.

El tema central del film son los "replicantes", individuos creados por ingeniería genética con unas características sobrehumanas (fuerza, rapidez, resistencia), que les hacen ideales para realizar trabajos que son imposibles para seres humanos normales. Incluso hay replicantes hembra destinados a satisfacer las necesidades sexuales de los mineros estelares...
Los replicantes se fabrican por partes: hay diseñadores especializados en ojos, hígado o cerebro y también se diseñan diferentes animales domésticos e incluso individuos semihumanos...

Pero, como estos individuos, creado ya adultos, podrían resultar peligrosos, en su material genético se ha incrustado una especie de "reloj" que activa el envejecimiento instantáneo y la muerte al cabo de 4 años.
Por eso y porque algunos se rebelan ante su destino, a veces es necesario eliminar a los replicantes que se fugan y ponen en grave peligro a los seres humanos. Para ello está una unidad especializada de la policía, los "blade runners", encargados de identificar (mediante un test especial) a los replicantes y eliminarlos.

En esta historia se nos relata la huída de varios replicantes, que vuelven a la Tierra, y es necesario utilizar al mejor de los blade runners para localizarlos y eliminarlos. Pero estos replicantes buscan ampliar su vida, que ya se acaba e intentan encontrar a sus diseñadores para forzarlos a que modifiquen su ADN para desactivar la secuencia de autodestrucción y poder vivir tanto como otras personas (algo que ya es imposible...).

Si vemos la película desde el punto de vista del sufrimiento de los replicantes por ver que su vida se acaba, de la sociedad maltrecha y contaminada y del dominio de la misma por parte de las grandes compañías dedicadas a la ingeniería genética, vemos que no se trata de una película de aventuras, sino de mucho más.

Entretenida, vibrante, con una inusual historia de amor y unas predicciones poco halagüeñas sobre la dirección en que puede avanzar la Genética, esta película no deja indiferente y resulta siempre fascinante. Muy apropiada para reflexionar sobre el papel de la ciencia en la sociedad.

Entre sus muchos momentos sublimes, el más recordado es la parte de la escena final en la que el replicante resume lo que ha sido su vida en unas frases muy acertadas...


El fin de otra especie



Murió "el solitario George", último representante de la especie de tortuga gigante de las islas Galápagos "Kelonoides abingdoni".

Este ejemplar, de más de 100 años de edad, era el último individuo de la especie y, a pesar de los esfuerzos realizados en estos años, ha sido imposible lograr su reproducción cruzándola con hembras de otras especies cercanas. Finalmente, hace pocos días, apareció muerto y así desapareció una especie más de la faz de la Tierra.
En las islas Galápagos existen 10 especies diferentes de tortugas, todas en peligro de extinción, debido a los cambios que el ser humano ha provocado en su hábitat, principalmente la introducción de cabras que se ha multiplicado y están acabando con la vegetación natural.

Solitario George se había convertido en uno de los emblemas de las islas, por su tamaño y por los esfuerzos realizados para la conservación de la especie.

Sin embargo, no todo está perdido. El cuerpo del reptil ha sido conservado en frío, a la espera de un mejor desarrollo de las técnicas de clonación, para intentar en un futuro producir clones de George y recuperar la especie.

El estudio de estas especies de tortugas fue uno de los puntos de apoyo que utilizó Charles Darwin para idear su teoría de la evolución por selección natural.